lunes, 8 de noviembre de 2010

Un sueño.

Quiero compartir una pequeña presentación acerca de la radio. Uno de los temas que mueve todas las fibras de mi cuerpo y espíritu. Está en este programa CALAMÉO y no sé porqué carajos algunas letras de la presentación de Power Point quedaron al revés...

Historieta



 
Lentiraptor by pachakutina
Este es una pequeña muestra de lo aprendido con una maestra más vehemente, "gozetas" y loca que yo. Sí, ya se que parece increible, pero es la verdad. María Mercedes sabe mucho y habla a una velocidad inimaginable. En esa clase, supe que ser alumno es muy duro y desde este lado de la moneda, por fin comprendí LOS BENDITOS RITMOS DE APRENDIZAJE.


Para tejer la palabra o empezar nuestra conversación tantas veces postergada, debemos saber algo de nuestro interlocutor. Esta soy Yo: una necia. Una loca apasionada por la razón y el sentimiento. Un ser que se debate entre la risa y el llanto, una fanática de la vida con todas las implicaciones que esta nos trae, una romántica empedernida que anhela más humanidad...

Más que una fotografía

Photo Effects. Streets

Usar las herramientas que nos ofrecen las nuevas tecnologías resulta divertido e interesante. Ingresa a http://www.loonapix.com/effector/change_effect y podrás dar bellos efectos a tus fotografías.

Creando desde la imagen



Este es mi primer acercamiento con Picture Trail, una forma novedosa de jugar con las imágenes.

Confesiones y anhelos de una docente moderna en pleno dominio de la postmodernidad

Quizás cuando se nos solicita plasmar sobre el papel una serie de argumentos nos inquietemos un poco, porque abstraer todo lo que se quiere decir y pasarlo de una dimensión a otra es un proceso complejo; ya que como herederos de una educación con visos del positivismo; ensayo, artículo o cualquier texto escrito, posee una connotación de objetividad, rigurosidad, formalidad, seriedad y otros epítetos que terminan en un acartonamiento que esta íntimamente relacionado con la producción escrita que se elabora para demostrar un proceso de aprendizaje. Y este escrito, no tiene un carácter expositivo o descriptivo. Considero que podría afirmarse que es “intimista”.
En este texto expondré algunas de las divagaciones que hay en mí. Pues bien, para ello preciso expresar ciertos postulados como el que considero rotundo: Al sistema educativo colombiano lo que le sobra es organización y lo que le falta es vida, energía, vehemencia y mucho juego.
También he de confesar que mi espíritu, pese a mi edad cronológica, no ha perdido la capacidad de asombro y que le encanta jugar. No es acaso, ¿el juego lo más natural, lo más esperanzador, lo más fructífero y serio que tenemos? En muchas ocasiones es censurado, porque permite la exploración de zonas ignotas, porque no está controlado por la dictadura del mundo y porque no está sometido a la tiranía de normas o deberes. Aclaro que me refiero al juego personal y salvaje, no al juego social y de reglas. No obstante, también posee mi espíritu otras características y es por ello que deseo “argumentar con sentido” y a través de este texto generar inquietudes o los que me lean se solidaricen con mi constante situación de cuestionarme, de estremecerme, de jugar, de vivir, entendiendo la vida no como un simple acto de satisfacción de instintos o necesidades básicas.
Confieso que soy consciente del enorme poder que tiene la palabra, por ello, abogo por el derecho de expresar nuestro sentir, nuestro pensar, nuestro devenir por el mundo y me parece urgente y preciso el manifestar que en el sector educativo se precisan más profesores socráticos, pese a los salarios de miseria que devengamos y pese a que no es reconocido nuestro papel fundamental y que le da sentido a la existencia y por ende a la sociedad. Maestros socráticos porque es él quien nos exhorta a la teoría y práctica de la elocuencia, sea hablada o escrita y a investigar la naturaleza de la verdad mediante el análisis crítico de conceptos e hipótesis. Un maestro socrático tendría que ser capaz de deslumbrarse frente al mundo, tendría que tener muchos más conocimientos y sobre todo muchas más preguntas y una frecuentación del arte mucho más apasionada y viva. Un maestro socrático “alumbra” los espíritus y permite que sus interlocutores descubran la verdad a partir de ellos mismos, cree en la justicia, el amor y la virtud y el conocimiento de uno mismo. Cree que todo vicio es el resultado de la ignorancia y que ninguna persona desea el mal; cree que la virtud es conocimiento y aquellos que conocen el bien, actuarán de manera justa y sobretodo cree que la palabra es portadora de significado y es instrumento de expresión de credos, esperanzas, promesas, pactos, sermones, sentencias, realidades, sueños, en fin, expresa la vida.
Sócrates con la mayéutica nos convoca a asumirnos como educadores que expandamos nuestros espacios y los iluminemos, que alumbremos a nuestros alumnos y con ellos hagamos del conocimiento un espacio de dicha y de gozo. Hemos de recordar que la ciencia se vale de la educación para poder ser y que la ciencia no se limita a un mero aprendizaje de conocimientos. Ser científico no es estar lleno de información, es estar formado y sobre todo es que el cúmulo de conocimientos que se poseen con alegría y gusto sea puesto al servicio y ayuda de los demás. Para la formación de científicos se necesita ser un artista y el maestro es el más sublime de los artistas. Ser maestro no es lo mismo que ser instructor, mientras que el primero forma, el segundo sólo informa. El maestro debe saber que se enseña lo que mejor se aprende y se aprende lo que se disfruta, por lo tanto, la ciencia debe ser gozosa, llena de júbilo y alegría.
El maestro socrático es el encargado de vender el cuento, de cautivar al alumno con el conocimiento, de reconocer en cada uno de ellos lo que está invisible y sobretodo tiene la misión de sembrar misiones. El maestro socrático se vale de la palabra para dar a luz, brinda conocimiento. Un conocimiento totalmente opuesto a la información bancaria y hegemónica de un sistema educativo no diseñado por educadores.
Para permitirnos el conocimiento, es necesario el renacimiento y la visibilización de la palabra. Es imperioso que en el espacio pedagógico de la escuela, se recupere como en una sala de cuidados intensivos: La palabra. Porque la palabra nos sirve para construir espacio. Ese espacio está vinculado con la historia personal de cada uno, con las experiencias y el modo de atravesarlas, con algunas formas de decisión y de riesgo y se construye y se defiende cada instante.
Estos espacios pueden ser: saludar al sol que entra por la ventana, escuchar el trino de los pájaros, seguir su vuelo con la mirada, tender la cama con esmero, evocar viejas escenas y sonreírse en secreto, bailar, degustar un plato de comida, pasearse por entre una arboleda o las calles de la ciudad, contemplar al ser amado, tejer una manta eligiendo con complacencia los colores, resolver un acertijo, llenar un crucigrama, poner la mesa, escuchar el relato de un cuento, mirar un cuadro, un paisaje o una estrella fugaz, cantar una canción, preparar un guisado con deleite, rozar la yema de los dedos de alguien, contar un chiste, descubrir la textura de un objeto, reconstruir un poema en la memoria, recitarlo, tomar una foto, volver a ver una película que recordamos con añoranza, buscarle sonidos a un instrumento, juntar un ramo de flores, deformar por gusto una palabra, conjurar miedos y temores, musitar deseos, deletrear nombres de conocidos, decir trabalenguas, en fin, la vida permeada por la palabra, porque ella está presente en todo lo enunciado. La palabra es intermediaria entre nosotros y el mundo. La palabra emerge cuando muchos otros saberes agotaron sus discursos lineales y positivistas, por eso es sospechosa, atrevida e incomprendida, pues en su infinita ficción arroja por el abismo del espejo de una realidad insoportable. La lengua, oral y escrita, confronta, llama la atención, es dolorosamente bella cuando denuncia condiciones humanas fragilizadas, quebradizas y desencantadas. Pero salva, salva porque también sabe de desamores, odios, muertes y vidas sin sentido, le cree al absurdo de la existencia, convalida el discurso del romántico y manifiesta su mismo gozo cuando habla el suicida, no tiene preferencias, es neutra en sus valores, piensa que siempre está el hombre gozando o padeciendo. La palabra lo permea todo. Los hombres le ponemos, le quitamos y le buscamos sentidos, significación y no significación a todo lo que acontece en ella y con ella.
Es urgente que la palabra sea retomada como enigma, no como consigna. En una sociedad de mandatos, de sendas previsibles, de consumo dirigido; es vital que sigamos cuestionándonos, que sigamos encarándonos desnudos, deslumbrados e inquisitivos frente al enigma.
Las hegemonías imperantes han hecho de la palabra instrumento de homologación cuyos efectos de vaciamiento, anestesia y amoldamiento nos conllevan a la deshumanización, a la desvinculación con lo propio, con el pasado, con el presente, con el porvenir. La palabra como consigna le quita sitio al enigma, las fórmulas infalibles le restan el dominio artístico a la palabra. Por lo tanto, hay que reinstaurar el enigma y la diversidad, hay que afirmarlos frente a la consigna, la homologación y el consumo. Hay que instalar la diferencia, la heterogeneidad y la tolerancia con el diálogo, la pregunta, la escucha, la charla, el silencio. (Porque el silencio también nos habla). Debemos con la palabra, sacudir lo que está quieto, cuestionar lo establecido, pintar y mostrar otros horizontes, recordar viejas historias. La lucha quijotesca del docente se centra en re- significar lo aprendido, desaprender algunas cosas, aprender nuevas, rescatar el acervo cultural y fusionarlo con la incorporación de nuevas tecnologías de la comunicación y meta lenguajes que nos permitan aniquilar los molinos de la brecha y la disglosia electrónica, el desconocimiento de las raíces, la pauperización de la educación, el automatismo. Y con nuestro fiel escudero: la palabra, se puede transmitir el espíritu científico y artístico en todas las clases sociales, permitir e incrementar el bagaje cultural y desarrollar una postura crítica frente al entorno. Con la palabra, siempre hay posibilidades y espacios para hacer resistencia.
Mi convocatoria es a reconocernos a través de la recuperación de nuestra identidad y de nuestra historia, a valorar a nuestros ancestros, a buscar el conocimiento integral y sincero, a tirar los lazos, soltar amarras, volver a preguntar, oírnos desde las diferencias, confesarnos los miedos, precisar nuestras pasiones, escuchar nuestros silencios, observar los delirios de supremacía, practicar la humildad y la indulgencia para perdonarnos el infierno. Todo para lograr tender un puente y saludarnos como seres cambiantes, trascendentes, mutantes. Para todo esto se precisa de la palabra. Como siempre este es sólo un intento que requiere ser completado por todos y todas ustedes, por nosotros y nosotras. Necesitamos nuevos tonos que vayan construyendo los diálogos, requerimos nuevos gestos, ingenios e invenciones que vayan aumentando la comprensión, luces caleidoscópicas que alumbren las conciencias…
Y para terminar, por la inmensa energía que tiene la palabra, yo declaro que: Somos mestizos en la sangre y el color, la música y el baile, en la manera de amar, de pensar el mundo y hasta de soñarlo…y que ¡lo mejor está por venir, ya que nuestros alumnos son los recreadores y multiplicadores de nuestro legado y serán posibles otros mundos!